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Desaparecidos (Espa帽ol)
Exigiendo respuestas para los desaparecidos de M茅xico.
Dos meses despu茅s de que el esposo de Elva Rivas desapareciera en el norte de M茅xico en 2010, uno de sus hijos se le acerc贸 para recordarle que necesitaban 煤tiles escolares, ya que pronto iniciaba el a帽o escolar. Rivas, quien reside en Ju谩rez, Nuevo Le贸n con su familia, le respondi贸 que no ten铆an dinero.
Al cabo de dos horas, Roberto Sebasti谩n, su hijo de 9 a帽os, regresaba con 210 pesos en mano. Rivas se alarm贸 al pensar que el ni帽o pudiera haber robado el dinero. Pero Roberto Sebasti谩n le explic贸 que hab铆a tomado la caja para lustrar calzado 鈥攗n regalo de su abuelo鈥 y hab铆a ido de casa en casa ofreciendo a los vecinos sacarle brillo a sus zapatos, a 10 pesos el par.
鈥淰ienen varias vecinas y me dicen: 鈥極ye, qu茅 bien bolea los zapatos, Sebasti谩n鈥欌, cuenta Rivas antes de quebrarse en llanto. Entonces, 鈥渃omo que me cae un balde de agua fr铆a鈥, dice. 鈥溌縌u茅 estoy haciendo?鈥, se pregunt贸 a s铆 misma. 鈥淥 sea, si mi hijo puede, yo tambi茅n puedo鈥, pens贸.
Roberto Maciel Ram铆rez, su esposo, desapareci贸 sin dejar rastro el 23 de mayo de 2010 en el municipio de Santiago, cerca de Monterrey. Lo 煤nico que Rivas supo fue que un grupo de hombres armados, vestidos como soldados, hab铆an irrumpido en una casa 鈥揺n el campo鈥 donde la madre de Maciel celebraba su cumplea帽os. Los uniformados se hab铆an llevado a Maciel y a tres de sus amigos. Rivas, quien hab铆a planeado llegar m谩s tarde a la celebraci贸n con los ni帽os, se paraliz贸 de terror. La familia de Maciel le dijo a Rivas que esperara a que pidieran un rescate por 茅l. A los cinco d铆as se enter贸 que su suegro ya hab铆a pagado una cifra solicitada, pero Maciel no aparec铆a.
Entonces ella decidi贸 comenzar a buscarlo por su propia cuenta. Sus pesquisas iniciales la llevaron ante el l铆der local de un cartel y al comandante de la polic铆a de la municipalidad. Ambos negaron tener participaci贸n alguna en el secuestro. Para hacer la situaci贸n m谩s dif铆cil, en las siguientes semanas, la familia de su esposo se volvi贸 distante. Rivas estaba devastada.
鈥淒esafortunadamente, en ese momento no me ca铆a el 20鈥, dice Rivas para explicar lo desorientada que estaba en ese momento. 鈥淓l haberme quedado con tres hijos, sin un trabajo y sin nada; no sab铆a qu茅 hacer鈥.
Sin embargo, al ver a su hijo lustrando zapatos para poder comprar cuadernos y otros 煤tiles escolares, Rivas se enfoc贸 en generar ingresos para alimentar a sus ni帽os. Les dijo que ella no sab铆a si su padre regresar铆a alg煤n d铆a, y que ten铆an que hacer lo que pudieran para sobrevivir. Ella comenz贸 a vender televisores, videojuegos y distintos electrodom茅sticos. Ella y los peque帽os se movieron a una misma habitaci贸n para ahorrar energ铆a. Los fines de semana, vend铆a ropa de segunda mano en los mercados, con los ni帽os a su lado. As铆 hizo por a帽os sin apoyo alguno, ni del gobierno, ni de familiares. Rivas cuenta que su hermana le dej贸 de hablar por miedo a que raptaran a alguien de la familia de ella.
Rivas experiment贸 de primera mano el estigma y la culpa que com煤nmente recae no solo en la persona desaparecida, sino tambi茅n en los miembros de su familia. En 2010 no se hablaba mucho en p煤blico acerca de las desapariciones forzadas. No hab铆a ni siquiera la suficiente informaci贸n disponible para saber c贸mo proceder en esos casos. No fue hasta el 2017, cuando sus suegros enfermaron y le pidieron ayuda de nuevo para encontrar a Roberto, que Rivas inici贸 una b煤squeda m谩s activa para saber del paradero de su esposo. Se uni贸 a un colectivo de familias y as铆 aprender c贸mo ejercer presi贸n sobre las autoridades para que investigaran, y para entender cu谩les eran los derechos de los ni帽os como v铆ctimas.
En la uni贸n, la fortaleza
Tras la desaparici贸n de un ser querido, ante la inacci贸n de las autoridades y los retrasos en las investigaciones, muchas familias en M茅xico inician b煤squedas con sus propios medios. Recaban informaci贸n, guardan evidencias, hablan con testigos. Realizan inspecciones f铆sicas de sitios pertinentes, incluyendo de fosas clandestinas. Pero las b煤squedas pueden extenderse por a帽os 鈥攕in tener la garant铆a de que obtendr谩n los resultados deseados.
Casos como el de Rivas son considerados antiguos, de larga data. Son casos complicados porque las autoridades locales fallan en hacer los peritajes criminal铆sticos correspondientes en el momento que desaparecen las personas. Aunque el trabajo de las familias y las organizaciones de derechos humanos durante la 煤ltima d茅cada de las desapariciones masivas en M茅xico, las familias han denunciado repetidamente y de las agencias gubernamentales. Se quejan igualmente del y de , tanto estatales como federales, para buscar a las v铆ctimas. Solo en el estado de Nuevo Le贸n, entre diciembre de 2006 y marzo de 2023. En todo M茅xico, la lista oficial de desaparecidos registra los nombres de casi , seg煤n datos de la Comisi贸n Nacional de B煤squeda del pa铆s.
El Comit茅 contra la Desaparici贸n Forzada, ente de las Naciones Unidas, le recomend贸 al gobierno de M茅xico adoptar medidas para 鈥渇acilitar la b煤squeda, investigaci贸n, reparaci贸n y memoria relacionados con los casos de larga data鈥 en su . El Comit茅 consider贸 un avance que M茅xico hubiera establecido la Comisi贸n para el acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Hist贸rico y el Impulso a la Justicia de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas entre los a帽os 1965-1990, pero se帽al贸 que era lamentable 鈥渜ue no existan otros mecanismos para casos de larga data ocurridos despu茅s de 1990鈥.
As铆 las cosas, la carga de la investigaci贸n de las desapariciones la han llevado a hombros las familias, especialmente las madres y esposas, quienes sufren , todo mientras luchan con las repercusiones emocionales y econ贸micas de perder a un ser querido en esas circunstancias. Los parientes de los desaparecidos para apoyarse en sus b煤squedas, pero como en toda asociaci贸n, los conflictos internos pueden ser dif铆ciles de superar. As铆 sucedi贸 con Rivas, cuya insatisfacci贸n con el manejo de su agrupaci贸n la empuj贸 a ella y a otras mujeres a crear su propia asociaci贸n en octubre de 2022.
鈥嬧嬧淵o lo que quiero es tener noticias de mi esposo y saber la verdad 鈥攕i est谩 vivo, si est谩 muerto, saber qu茅 pas贸. Es lo que yo quiero y ah铆 no iba a obtener nada. Entonces me fui鈥, explica. Rivas titube贸 antes de formar una asociaci贸n, ya que tendr铆a que inscribirse legalmente para poder recibir fondos, pero cree que hacerlo es una de las 煤nicas maneras de presionar al gobierno. Familiares de los desaparecidos han encontrado fortaleza en la uni贸n. Los colectivos han hecho cabildeo con funcionarios y agencias de gobierno para que se aceleren las investigaciones; para localizar cementerios clandestinos y la exhumaci贸n de cad谩veres; y han seguido creando conciencia sobre la magnitud de las desapariciones.
Graciela P茅rez ha experimentado personalmente la enormidad del impacto. Cinco de sus familiares desaparecieron una noche de agosto de 2012: su hija de 13 a帽os Milynali Pi帽a P茅rez; su hermano Ignacio P茅rez; y sus sobrinos Aldo de Jes煤s P茅rez, de 20, Alexis Dom铆nguez, de 16 a帽os y Jos茅 Arturo Dom铆nguez, de 20 鈥攅l primero era hijo de Ignacio y los dos 煤ltimos de su hermana. Todos retornaban a casa de un corto viaje a los Estados Unidos, pero nunca llegaron a Tamu铆n, San Luis Potos铆, donde viv铆an. La 煤ltima vez que llamaron a P茅rez, estar铆an a dos horas de distancia, cerca de Ciudad Mante, en el estado de Tamaulipas.
En un inicio, P茅rez y su familia ten铆an esperanza en las autoridades. Tras reportar la desaparici贸n en la polic铆a, la familia recibi贸 una llamada de alguien exigiendo un rescate. Cuando su hermana Edith P茅rez solicit贸 una prueba de vida, los supuestos secuestradores dieron detalles que no encajaban; las hermanas se dieron cuenta que se trataba de un intento de extorsi贸n. Al noveno d铆a, desesperada por no recibir noticias por parte de las autoridades, P茅rez le rog贸 a su familia que le permitieran salir a buscar a los j贸venes ella misma. A pesar de la preocupaci贸n por el peligro de que se trasladara sola a Tamaulipas, la familia eventualmente estuvo de acuerdo. Entend铆an que P茅rez no ten铆a nada m谩s que perder, si no ten铆a a su 煤nica hija.
P茅rez pidi贸 una reuni贸n con un fiscal del estado. Ella dice que en ese encuentro, un oficial que supuestamente estaba buscando a su familia le aconsej贸 que mejor le pidiera ayuda a los militares, aduciendo que era una situaci贸n muy peligrosa para que la investigara la polic铆a estatal.
鈥淪al铆 de ah铆 desecha鈥, relata P茅rez. 鈥淎h铆 fue cuando me di cuenta que las autoridades no iban a hacer absolutamente nada鈥.
Por medio de las redes sociales, P茅rez encontr贸 a personas que le dijeron qu茅 rutas tomar para seguir su investigaci贸n. Le compartieron sus propios casos, con la esperanza de que P茅rez pudiera en el proceso encontrar informaci贸n sobre sus seres queridos. En lo que transitaba por caminos desolados, encontr贸 veh铆culos saqueados y los escombros de autos que hab铆an sido incendiados. En las siguientes semanas m谩s familias se unieron a su traves铆a. El grupo comenz贸 a localizar cementerios clandestinos y sitios espeluznantes en los que P茅rez deseaba que no hubieran estado sus parientes. 鈥淣o pod铆a imaginar que mi hija, mis chicos o mi hermanos hubieran permanecido en lugares as铆鈥.
A Milynali le encantaba ver telenovelas. P茅rez las miraba con ella, a pesar de no disfrutarlas mucho. A la ni帽a le gustaba pintar con acuarelas, por lo que estaba entusiasmada de comenzar a probar con pinturas de aceite justo antes de su desaparici贸n. So帽aba con ser pediatra y tambi茅n con trabajar los fines de semana en el restaurante que ella y su madre deseaban abrir un d铆a. Milynali ser铆a la chef y su mam谩 se encargar铆a de la caja y de los clientes.
鈥淓lla era muy visionaria, muy independiente. Ella era muy segura de s铆 misma鈥, dice P茅rez con orgullo. 鈥淓s mi hija鈥.
En el transcurso de su b煤squeda, P茅rez entabl贸 conexiones con militares y con autoridades de justicia, por medio de quienes obtuvo informaci贸n extraoficial sobre arrestos y la incautaci贸n de casas que serv铆an de escondite para criminales. Obtuvo coordenadas, localiz贸 sitios de exterminio, recogi贸 evidencia de las posibles desapariciones de otras personas.
Edith, su hermana, cuyos hijos desaparecieron con Milynali, se hab铆a unido a la b煤squeda. Tres meses despu茅s de que los j贸venes desaparecieran, Edith P茅rez confront贸 p煤blicamente al entonces presidente Felipe Calder贸n durante una visita que hiciera el mandatario a San Luis Potos铆. Se arm贸 de valor para denunciar la negligencia del gobierno con las familias de los desaparecidos. El enfrentamiento hizo que el problema capturara la atenci贸n p煤blica; y fue motivo de .
La atenci贸n de los medios junto con los v铆nculos que formaron los familiares con las autoridades hicieron que eventualmente Graciela P茅rez estableciera una asociaci贸n formal para reforzar la b煤squeda por los miembros de su familia, as铆 como por otros desaparecidos. 鈥溾 se constituy贸 oficialmente el 24 de mayo de 2017. Hoy en d铆a, m谩s de 300 familias de personas desaparecidas integran la asociaci贸n. Es uno de los colectivos que por m谩s tiempo ha operado en el pa铆s.
Y aunque P茅rez ha servido a otros de coraz贸n, ha tenido que bregar con el desgaste caracter铆stico de una misi贸n tan grande. 鈥淢e fui dando cuenta que no s贸lo estaba buscando a los m铆os鈥, dice. 鈥淟o peor que me ha pasado es que llega un momento en el que hasta me olvido de los m铆os. Gestiono varias cosas y me doy cuenta al final que no ped铆 lo mismo para los m铆os鈥.
Un grano de arena y otro de esperanza
El d茅cimo aniversario de la desaparici贸n de su familia ha sido un momento trascendental y agotador para P茅rez. Ella cuenta que las innumerables expediciones de b煤squeda y las largas horas bajo los penetrantes rayos de sol han resultado en fatiga, alergias y otros padecimientos. 鈥淣o s茅 cu谩nto vaya a durar. No quiero pensar en el futuro. Solamente vivo un d铆a a la vez鈥, se sincera.
鈥淎l final de cuentas, nosotros solo estamos dejando un granito de arena鈥, afirma P茅rez y a帽ade que 鈥渓o mejor que podemos hacer es documentar las mejores pr谩cticas y dej谩rselas鈥 a otros. Aunque aclara que 鈥渘o desear铆a darle nada a nadie, porque nadie quiere estar en esta b煤squeda tan horrible鈥.
Adem谩s de compartir sus hallazgos, los colectivos tambi茅n tienen como objetivo brindar otro tipo de apoyo, dados los da帽os sicol贸gicos, f铆sicos y econ贸micos que ocasionan estos golpes al n煤cleo familiar, cuyos miembros bregan con el dolor irresuelto de la desaparici贸n y la lucha sin fin que sigue. Rivas ha visto a sus compa帽eras sufrir de depresi贸n, padecimientos card铆acos, y c谩ncer.
鈥淭ambi茅n un colectivo es ver que tu gente est茅 bien, tanto en la moral como en lo econ贸mico鈥, dice Rivas por su parte. El des谩nimo siempre est谩 cerca porque darle seguimiento a cada caso con las autoridades se dificulta cuando los parientes rara vez reciben nuevas pistas. A煤n as铆, m谩s familias con casos similares se siguen incorporando al grupo.
鈥淪on sentimientos encontrados鈥, explica Rivas. 鈥淧or una parte, te sientes contenta de poder ayudar y poder aportar un granito de arena a las familias recientes. Y por otra, sientes tristeza porque en tu caso, como no hubo qui茅n te orientara, se perdieron muchas pruebas鈥.
Rivas contin煤a buscando a su esposo, solo que ahora tambi茅n coordina las b煤squedas de docenas de desaparecidos m谩s en Nuevo Le贸n, a la par de m谩s de 44 familias. El colectivo est谩 en proceso de convertirse en una asociaci贸n civil. Una de las compa帽eras de Rivas sugiri贸 que la llamaran 鈥淩enacer鈥.
鈥淓lla fue la que dijo: Es que a m铆 me gusta el nombre Renacer鈥, detalla Rivas. Cuando le pregunt贸 las razones, Rivas recuerda que su compa帽era le dijo: 鈥淧ues es que es como que volvemos a nacer despu茅s de todo lo que hemos vivido. Como que est谩bamos muertas y ahorita volvemos a vivir鈥.
Chantal Flores
is an independent journalist based in Monterrey, Mexico. She covers gender violence, enforced disappearance, and social justice.
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